La paz le sienta bien a Mozambique
Texto: Xaquín López; Fotografía: Sonsoles Meana
MUNDO NEGRO MAYO 2017
Las tres principales colonias portuguesas en África (Mozambique, Angola y Guinea Bissau) consiguieron la independencia por las armas. Con los años, el odio hacia la herencia portuguesa se ha diluido, pero desde el poder se mantiene vivo el mensaje anticolonial.
En Mozambique el poder está en manos de la Frelimo, que muestra un kalashnikov en la bandera nacional como homenaje al pasado revolucionario. En diciembre de 2016 el movimiento opositor, Renamo, que controla zonas aisladas del país, firmó una tregua. Unos veinte mil refugiados en los países vecinos están esperando que se consolide el armisticio para regresar a casa.
La paz le sienta bien a Mozambique. No hay más que darse un paseo por Maputo para comprobar que vive en una burbuja inmobiliaria, alentada por constructoras chinas. Auténticos palacetes de estilo manuelino están amenazados por la piqueta en uno de los conjuntos coloniales más sobresalientes de África.
En la capital saben que el epicentro económico se escora hacia el norte. Frente a la costa de Cabo Delgado, cerca de Tanzania, está a punto de arrancar la explotación de los pozos de gas licuado, terceras reservas más importantes del planeta tras las de Qatar y Australia.
A la espera del maná, muchos jóvenes siguen emigrando a Sudáfrica, donde la mano de obra mozambiqueña recoge las migajas del poderoso vecino. Un trato injusto con quien fue su aliado en la lucha contra el apartheid.
En Mozambique, a orillas del Índico, África sigue siendo indomable, pero edulcorada con la saudade portuguesa.